Hoy hemos comenzado la clase con la noticia de que nuestra compañera Mónica Zhang visitó la acampada de "las setas" y trajo el Manifiesto "Democracia Real Ya" que podéis leer aquí.
Después de haberlo leído con detenimiento procedimos a desglosarlo para así poder llegar a las raíces de la llamada Spanish Revolution.
¿Qué se cuestiona en este movimiento? Se critica ante todo el sistema en el que vivimos, un sistema cuya base es la economía. Por tanto, comencemos por cuestionar el sistema económico: se critica que el acumular dinero hoy en día es el fin absoluto en vez de ser un medio para satisfacer nuestras necesidades; en definitiva, el dinero actualmente se encuentra por encima (por orden de prioridades) del hombre. Esto es algo que el escritor o los escritores del manifiesto califica/n como "obsoleto y antinatural", ya que lo natural sería que nosotros, los humanos, fuéramos el elemento principal en el sistema (más aún siendo un sistema democrático).
El primer punto del manifiesto cita que "las prioridades de toda sociedad avanzada han de ser la igualdad, el progreso, la solidaridad, el libre acceso a la cultura, la sostenibilidad ecológica y el desarrollo, el bienestar y la felicidad de las personas". Claro que cualquier político actual afirmaría que esos son los objetivos primordiales que promete. Pero, ¿qué necesitamos para ser felices? El mercado produce cada vez más productos para que el pueblo los consuma bajo la falsa idea de que estos productos los harán felices cuando este consumo únicamente provoca el enriquecimiento del mercado, de las grandes multinacionales.
Como conclusión, lo único que produce el sistema económico actual es desempleo, desigualdad entre la clase enriquecida y la empobrecida, malestar general y, como consecuencia, infelicidad.
Seguimos con el siguiente punto: la crítica al sistema político.
La democracia hace que exista una élite dentro del pueblo: la clase política.
¿Qué son los políticos hoy en día? Los políticos no son más que cómplices de los enriquecidos que no defienden los intereses del pueblo, sino los intereses de la minoría poderosa. Por tanto, la clase política no sólo no cumple con su función, sino que pasa a la corrupción de manera asombrosamente fácil.
Como consecuencia, hablamos de cómo una "élite", un grupo de dirigentes que debería servir de modelo a seguir, pasa a ser totalmente lo opuesto: el modelo a no seguir.
Volviendo al primer punto del manifiesto vemos que aparece la idea de igualdad entre todos los ciudadanos. Pero, ¿es esta igualdad posible? Por todos es sabido que la hipocresía reina en nuestra sociedad, pero no sólo por parte de los dirigentes, sino también por parte de los ciudadanos de a pie.
Esta pregunta nos lleva al siguiente escalón: la crítica al sistema social.
El segundo punto del manifiesto cita: "Existen unos derechos básicos que deberían estar cubiertos en estas sociedades: derecho a la vivienda, al trabajo, a la cultura, a la salud, a la educación, a la participación política, al libre desarrollo personal, y derecho al consumo de los bienes necesarios para una vida sana y feliz". Son derechos que han de ser cumplidos pero, por el contrario, no lo son (este hecho está claramente reflejado en el desempleo).
Fijándonos en la última parte de los derechos básicos, encontramos el derecho a una vida sana y feliz. Pero, ¿acaso ser feliz es un derecho? Quizás, como decía Aristóteles, la felicidad no es sino una aspiración del ser humano desde que nace.
¿Qué modelo de felicidad tenemos actualmente en la sociedad? La felicidad de ahora es tener mucho dinero para consumir trabajando poco.
El tema de la igualdad nos lleva a la siguiente pregunta formulada por Mónica Zhang: ¿debe existir igualdad entre cualquier ciudadano y un asesino?
Existen, digamos, dos tipos de igualdad: la igualdad legal que dicta que todos los ciudadanos son iguales ante la ley (propuesta en la Revolución Francesa de 1789 en contra de la desigualdad por parte de la nobleza en el Antiguo Régimen); y tenemos también la llamada igualdad real.
Esto nos lleva a que, en efecto, somos iguales en derechos, pero no iguales ante la sociedad.
Filósofos como Platón ponían en tela de entredicho la idea de la igualdad. En particular, Platón decía que la democracia era un sistema absurdo ya que proponía la igualdad entre todos: entre el que sabe y el que no, el culto y el inculto.
Llegamos al tema de los medios de masas, que tampoco cumplen con su función de satisfacer los intereses del pueblo, sino que sólo hacen que la masa no tenga que pensar. Esto los hace un arma de control realmente peligrosa.
Después de haber desglosado todas las críticas expuestas en el manifiesto, llega la pregunta realmente importante: ¿qué debe hacerse para cambiar el sistema?
Según dicho manifiesto hay que llevar a cabo con urgencia una revolución ética donde se fomente la honestidad frente a la corrupción y la democracia real frente a la actual; una revolución en la que se luche de manera no violenta.
Sin embargo, de nuevo Mónica Zhang propuso una inquietante idea: ahora podemos mejorar la situación, pero al cabo del tiempo otro grupo de personas llegará al poder y se volverá a los orígenes.
Dimos por finalizada la clase con una última pregunta para reflexionar: ¿otro mundo es posible?
Elisa Mazuelos Jiménez, 1º BACH. D
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