lunes, 8 de febrero de 2010

LA LÓGICA

LA UTILIDAD DE LA LÓGICA


Así pues, Watson, no se dispone usted a invertir su dinero en las minas de oro de Sudáfrica, tal como le propuso su amigo Glasworth”. Estas palabras, pronunciadas con aire de indiferencia, dejaron atónito al doctor Watson que leía en esos momentos distraídamente la edición vespertina de The Times. “Caramba, Holmes, nunca deja uno de sorprenderse por su extraordinaria capacidad para adivinar las cosas antes incluso de que ocurran. En efecto, he decidido no participar en esa operación financiera, y pensaba comentárselo a usted esta noche, pero ¿cómo ha podido saberlo antes de que le dijese nada?” Holmes sonrió, satisfecho de haber producido en su interlocutor el efecto de sorpresa que esperaba, y continuó: “En realidad, mi querido Watson, se trata de algo elemental, casi banal. Un simple razonamiento que una vez expuesto le hará avergonzarse de su sorpresa: al volver usted esta tarde del Club he observado que tenía en sus dedos de la mano izquierda restos de tiza de la que usa para facilitar el deslizamiento del taco de billar, lo que me hace suponer que ha estado jugando. Usted nunca juega al billar si no es haciendo pareja con Glasworth, por lo que, evidentemente han tenido ocasión de volver a hablar hoy de ese proyecto de invertir en acciones de minas de oro en Sudáfrica, que usted me comentó que era urgente y que tendría que decidirse antes del jueves, es decir, hoy mismo. Su talonario de cheques, que resulta indispensable para un desembolso de varios miles de libras, se encuentra en mi caja de seguridad, y usted no me ha pedido la llave de la misma al regresar para poder cumplimentar cheque alguno, sino que se ha sentado a leer tranquilamente el periódico. De todo lo cual, resulta bastante simple deducir que usted no se ha decidido a participar en la operación”. “Realmente asombroso en su simplicidad” -admitió el doctor Watson, un tanto malhumorado por no haber reparado en una serie de hechos tan evidentes. “No tiene nada de asombroso -replicó Holmes con su habitual tono de superioridad-, se trata tan sólo de una simple cadena de deducciones, cada una de ellas banal en sí misma, pero que si se expone sólo el principio y el final de la misma, provoca un efecto destacable en un auditorio poco atento a los detalles”.
A. Conan Doyle. El retorno de Sherlock Holmes.

Después de leer atentamente este texto, trata de extraer cada una de las premisas del razonamiento de Holmes.

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